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"Hablemos de cine".
Servidor de ustedes (osea yo) es amante del séptimo arte. En todas sus formas, por si hace falta aclararlo. Teniendo una base
TimBurtoniana y
WoodyAllenesca, uno cubre una amplia gama de géneros, desde lo banal (aunque NUNCA ví "American Pie" ni "Scary Movie" en ninguna de sus reencarnaciones) hasta lo fantástico (incluyendo "Underworld", y Annie puede dar fe de ello), pasando por el género de acción y llegando al drama puro y duro (tanto como "Bailando en la Oscuridad" con la GENIA de
Björk, y eso ya es decir mucho). Creo que con esto les dí una pequeña idea de lo que me gusta el cine, no?
Bueno, la idea del prólogo es que comprendan mi reacción ante un hecho -digamos un tanto
fuerte- que me ocurrió ayer.
Luego de un finde un tanto frío pero descansadísimo en MDQ del que volví el martes por la tarde temprano (evitando problemas de tránsito ruteriles,
of course) me dispuse a concurrir como casi medio país al cine, específicamente el Belgrano Multiplex (vivo a NADA de Cabildo y Juramento... en el edificio más ratón del barrio) a ver "Los Vengadores" en versión subtitulada y 3D como Odín manda... hasta que ví casi dos cuadras de cola, lo que me hizo desistir de formar parte de las masas (y de paso cañazo aprovechar mejor el 3D que en ese cine depende MUCHO de dónde te sientes) y dirigí mis pasos al Arteplex que está a la altura de Congreso de Tucumán para ver "El Artista", peli que tenía pendiente de hace tiempo.
De más está decir que es una obra de arte de punta a punta (junto a "Hugo", de lo mejor que llevo visto en el año, y juro que son unas cuantas y a cuál más buena), llevando de la comedia al drama existencial más profundo pero sin caer jamás en lugares comunes.
Pues bien...
Anoche, luego de esa función de "El Artista"...
El Arteplex cerró sus puertas para siempre ya que no pudo renovar el contrato de alquiler de la sala.
Gracias totales.