Venía todo bien, casi genial. Preparamos todo, vos me esperabas. 500 km de nada hasta ESA parada donde sería todo perfecto. Un lugar, una historia, dos personas y nada más -NADIE más-. Planes? Además de ESE lugar que conocemos tan bien y sabe de muchas cosas pero que jamás las comenta (literalmente), un paseo o dos, quizás alguna cena y después improvisaríamos. La creatividad es algo que desarrollamos a lo largo de este tiempo.
Terminal, maleta, un asiento de coche cama, la campera para taparme y el celu a mano. Nunca lo tengo encima cuando viajo (sobre todo porque de noche debería dormir aunque no me resigne a la idea) salvo que...
Y pasó. sms: "llamame URGENTE". Sí, tuyo... TUYO. Con el corazón a mil busqué en la agenda del aparatito ese nombre tan caro a mis afectos (me gusta leerlo antes de hablarte) y apreté el botón de llamar.
Quise escuchar tu voz diciendo "hola" pero no se cumplió ese deseo. Directamente me dijiste "no va a poder ser, vas a tener que volverte. Luego te explico... ahora no puedo hablar, beso." Una sentencia de muerte a nuestras ilusiones de ese fin de semana me llegó por el auricular. Por qué? POR QUE?
Llegué a la terminal, busqué una boletería que me devolviera al infierno sin vos, dejé la maleta en el guardabolso y me fuí a caminar. Total, tenía tiempo, no había planes... mientras mis pasos me llevaron sin quererlo a través de cuadras y cuadras hasta tu puerta. Escuché voces, no me animé a tocar el timbre, la llamada que tuvimos era muy clara.
Miré la hora en el celular (aparato tirano) y éste me decía que debía volver a la terminal pues perdería el colectivo de vuelta a Buenos Aires. Paro un taxi, lo tomo, yendo en camino por la Pedro Luro hay un policía de tránsito desviando los vehículos por (creo) un accidente, así que tardamos un poco más de tiempo que lo necesario, llegando justo al guardabolsos y salir corriendo al andén. Cola infernal -yo a lo último, claro- que me remitía a mi destino.
Colectivero pidiendo pasajes, un asiento doble esperándome, una puerta que amaga cerrarse pero se abre de golpe.
Y empezó un nuevo día... shhh... con vos.