Quizás sea un intento de mostrarse, de crear, de mostrar que se existe aunque sea a través de un cúmulo de palabras que (muy probablemente) no tengan demasiado sentido.
Al revés de mucha gente, nunca entendí esa necesidad de evasión de la realidad porque (quizás) ya me había creado una propia, mi propia burbuja. La música, los libros, Dao Inn, gimnasia, cocinar, mi actividad laboral como docente... todo eso ya formaba parte de mi vida ANTES de que pasara lo que todos sabemos, por tanto no sufrí tanto hasta ahora. Ya convivía con mi yo interior, le daba pelota. No trataba de ahogarlo, aturdirlo ni nada que se le parezca. El permitirse/me dedicar un tiempo a sí/mí mismo no es algo menor. Está muy bien dedicarse a otros (la historia de mi vida), pero si no se genera uno sus propios momentos tarde o temprano la bomba estalla.
Lo que reconozco que le venía esquivando como perro a la cebolla era a esta actividad... escribir. Volcar los dedos en las teclas es algo que me venía costando bastante, en especial a partir del momento de mi lesión .
Claramente esto en cierto modo era (perdón, ES) una gran excusa, porque el accidente fue en marzo de este año y no escribía NADA desde 2019. Será el temor a las lecturas propias y ajenas, el leerse los pensamientos y que sea algo tan efìmero... vaya uno a saber.
La cuestión es que estoy tratando de volver a hacerme la costumbre de acordarme que está este espacio acá, mas allá de lo pase con lo que vuelque.
Veremos...