martes, 25 de febrero de 2014

Historia de una ida... (Parte 1)



Primero que nada (les) aconsejo que por nada del mundo hagan vuelos directos a ningún lado. Tampoco les recomiendo que hagan tours en colectivos por las ciudades.

Vayan. Caminen. Busquen. Recorran. Pregunten. Charlen. Gasten suelas. Duerman poco. Nada de restaurantes (bueno, casi). Todo al paso. Huelan. Degusten. Sientan. Escuchen... Vivan, en una palabra.

Y sí. Nada de salir directo desde acá para el viejo continente. Tocó primero Montevideo en Seacat, estar un día y medio en la vecina ciudad (nos separa un río, no jodamos), y de ahí tomar un vuelo a Río. Montevideo tiene cierto encanto que no tiene (o tuvo hace mucho) Bs. As. , empezando porque no le da la espalda al río, sino que tiene muchos edificios bajos, nada de empalizada al estilo Madero. Muy bonita costanera, parque automotor un tanto viejo pero funciona... casi 70's u 80's. Lo que tiene de malo es que es caro. No solamente en pesos (argentinos o uruguayos -2 URU: 1ARG-) sino en dólares. CARISIMO. Para que se den una idea, una baguette+fiambre medio pelo+queso de máquina+gaseosa barata: 80 pesos argentinos valor diciembre (pagando en pesos uruguayos, por supuesto)... en supermercado común y silvestre, nada de tiendas for export. Robo.

Costanera - Montevideo


Sobre Río de Janeiro, lamentablemente fue un rato nomás de aeropuerto... aunque teniendo en cuenta que era de noche, no estaba mal no tener que salir. A eso de las 23:30 tomar el vuelo a Lisboa.

Lisboa... ciudad que invita a caminarla mucho, bella arquitectónicamente, muy intrincada con callecitas que no se sabe dónde terminan. Tiene MUCHO de nostálgica pero también de colorida. Vale la pena, definitivamente. Hubo unas 8 horas para recorrerla que no se desaprovecharon. A media tarde vuelo a Valencia, última etapa... de momento.

Plaza frente a la costa - Lisboa


Llegar a Valencia de noche tarde y partir a Benidorm, a unos 200 km.

Allá tuve sensaciones raras. De un lado, el Mediterráneo. Del otro... montañas. Sí, a menos de 50 km. ¿Qué pasa? Esa zona en una época (hace muuuucho tiempo) chocó con lo que hoy es Africa, entonces se levantaron las placas y zas, ahí tenés las elevaciones. El agua... transparente. No diría mejor ni peor que el Atlántico. Distinto. Es otra cosa. Y en algunos puntos las montañas se unen al mar, y allí... torretas de observación. Sí, algunas quedaron de aquellos días en que España vigilaba las costas contra las invasiones moras. Medio desmoronadas, pero están.

Benidorm. Una de las más bellas ciudades playeras de la zona de Alicante. Una arena espectacular, playa larga, poca piedrita, un agua preciosa. Y una particularidad: Llena de esas sillas ortopédicas con motorcito que (por lo menos acá) usan los discapacitados. Bueno, allá no. British. Muchos. Una silla, un british. Vagos. No mueven las patas ni por casualidad. Eso sí: todos con la birra en la mano. Piratas 100%.

Playa del Poniente - Benidorm


Por otro lado están tooooodos esos pueblitos que quedan a nada de distancia y sin embargo tooooodos con una idiosincracia absolutamente distintiva. Alfaz de Pi, Vilajoyosa, Altea, Guadalest... tan iguales y tan distintos. ¿Recuerdan el pueblo del personaje principal de "Vientos de agua"? Igual. Muy coloridos, ventanas a diferentes alturas... tranquilidad.

Villajoyosa


Luego (a las semanas) tocó traslado a Barcelona. Para eso, el TRAM (IDENTICO al Tren de la Costa) a Alicante, y de ahí el Renfe (tren de alta velocidad) a la ciudad de Gaudí, Picasso y otros tantos tipos que no valen nada (?).

PERO por supuesto hubo que recorrer Alicante unas horas. Otra belleza, especialmente la zona costera. Alrededor de 400.000 habitantes, cultura, arquitectura y otros "ura". Linda ciudad para vivir. Movimiento y tranquilidad al mismo tiempo. Especialmente para uno que viene del quilombo y no se banca ir al cero absoluto.

Paseo Costanera - Alicante


Barcelona: GRAN ciudad. En todo sentido. Lo bueno y lo no tanto. Cultura al por mayor, y no necesariamente pagando. Hay mucho para hacer y recorrer gratarola, sin gastar un euro. Los museos tienen casi todos su día gratis, así que no hace falta darle a la billetera. Digo esto porque si hay algo que tienen los catalanes es querer cobrarte hasta por respirar. Especialmente en Sagrada Familia. No paguen. No vale la pena sacar entrada.

¿Por?

Porque está casi todo cubierto por el famoso tema de arreglos. Eso sí, tengan en cuenta algo: según una buena fuente, el tema de los arreglos sigue indefinidamente para... poder seguir cobrando. TODAS las Iglesias son de acceso gratuito menos esa por lo antes dicho. No es un tema del Obispado de Barcelona, sino del municipio. Estos últimos son los que se llevan la mosca principalmente. Igualmente la obra de Gaudí en el exterior es ESPECTACULAR. Mucho detalle que se puede apreciar, a pesar de alguna mediasombra cubriendo buena parte de la fachada.

Sagrada Familia - Barcelona

Volviendo al tema, hay mucho por caminar. Desde el Parque Güell, el Museo Nacional de Arte de Cataluña, Museo Picasso, paseos al por mayor, Iglesias TODAS -o casi- valen la pena, Palau de la Música Catalá... hay TANTO por recorrer. Eso sí, llevarse un buen par de zapas, porque las calles son largas. Los números (pares e impares) son correlativos consigo mismos pero no entre sí. ¿Qué significa esto? Que por ahí los pares van 40, 42, 44, etcétera y las impares llevan 85, 87, 89. Ojo al piojo. Y no se saltean ninguno.

Palau de la Música Catalá - Barcelona

Parque Güell - Barcelona
En lo personal tuve una semana y algo, así que se aprovechó bastante. Eso sí: no estaba parando en Barcelona sino en Castelldefels, a una media hora en tren. La verdad no tiene mucho de atractivo, pero si querés vivir en un lugar tranca y no lejos de la ciudad grande, no es mala idea. Para que se ubiquen, es una zona residencial tipo Martínez. Comercio poco, muchas casas GRANDES. Para que se den una idea, el amigo que me alojó alquila una casita de planta baja y dos pisos, con pileta, cochera grande... una guasada. Obvio, tiene otro poder adquisitivo, pero casi todas las casa por allá (al menos en la parte alta) son así. Nota: hay abonos de pasajes por 10 euracos (no lo piensen en pesos, sino se pegan un tiro). No compren pasajes individuales y no caigan en tentación de abonos de páginas de turismo. No valen la pena... y terminás gastando el triple.

En el transcurso de esa semana y chirolas también me junté con amigos de un foro de ópera en el cual participo. Fue un sábado. Por la matina ir a Montserrat, donde está la Abadía, uno de los íconos de la catalinidad. IM-presionante. A varios kilómetros de Barcelona ciudad, se llega en bus a la base y luego el tren cremallera hasta la Abadía propiamente dicha. Sí, es así. El sistema que tiene es igual al del cierre, en que se van encastrando las ruedas en las vías, ya que es muy empinada la subida. Tocó justo un día de lluvia y niebla en las alturas, así que le daba un clima medieval espectacular. De paso cañazo, recorrer el museo aledaño.

Abadía de Montserrat - Barcelona
El guarda del museo -de aburrido que estaba- se puso a hablar con nosotros y nos recomendó una taberna en el pueblo que tienen abierto hasta tarde (ya eran las 4 pm y la siesta es religión), y se comía a cuerpo de rey. Y fuimos. Y le dimos. Cómo le dimos! Por no mucha plata, entrada, primer plato, plato principal y postre, por supu con bebida incluída. El dueño... nacido en Buenos Aires, ido de chico para allá, casado con una cata y 2 críos. Bastaaaante piola, y con muchas ganas de charlar. AH! Tenía cocinando a la suegra. Una bestia la señora, muy buena mano.
A la noche, nos juntamos con los que no habían podido temprano y cenamos en el centro histórico de Barcelona. Muy buena gente. Al que diga que todos los catalanes son amargos y cortados que se lave la boca con jabón. No es cierto. Están muy abiertos a todo, y muy corteses también. Por ejemplo, en un momento yo estaba hablando con un grupo y me di vuelta para hablar con otro. Inmediatamente en este otro grupo dejaron el catalán para hablar en español y darme participación en la charla. Lo que sí debo reconocer, es que en este restaurant nos sirvieron casi el mismo menú que al mediodía, más caro y el cocinero no era tan bueno. Léase, si se sabe buscar y no quedarse con lo primero que se ve, generalmente se sale ganando. Igual ojo, comimos bien y los mozos muy buena onda.

Y yendo y viniendo y averiguando, salió el tema París. Que vuelo posta, que tren, que bus... y salió Ryanair, aerolínea de bajo coste. No te deja en París propiamente dicho sino en Beaubais, a unos 100 km y de ahí tenés un cole por una módica suma a París. Luego a buscar hotel. La página www.booking.com te canta la posta y se consiguen cosas muy interesantes. La cuestión, un hotel tranca en la zona de Père-Lachaise.