martes, 3 de septiembre de 2013

La felicida-a-a-a-ad ...

Dedicado a Pacha/Pacenia/Paz F.

El sábado nos juntamos con mi amiga Pacha a tomar unos mates a las 17 y ponernos al día por 4 horas y pico (un tiempito, ponele), además de ver el premundial de básquet (jugaba #ElAlmaArgentina contra Dominicana).

Mate va, mate viene (con receta personal) nos pusimos a hablar de los 14 años que hace nos conocemos -desde el conservatorio de Bahía- y todas las cosas que pasaron/pasan/pasarán -sí, también futurología-, tanto a nivel profesional como personal/afectivo en la vida de c/u. En GRAN medida con ella tuvimos vidas paralelas en muchos sentidos, así que sabemos más o menos cómo piensa el otro, más allá de que no coincidamos la mayoría de las veces.

La cuestión, entre parla y parla terminamos definiendo algunas cosas. ¿Por ejemplo? Acerca de lo que significa la felicidad.

¿Lo qué?

Sí, la felicidad.

Hay gente para la que la felicidad significa ir a un recital, para unos el trabajo soñado, para otros viajar y para los de más allá ver que los demás son felices los hace felices a su vez. En este último caso no estábamos hablando específicamente de actividades solidarias (por caso) sino de aquellos/as con los/as cuales se tuvo relación afectiva en algún momento de la vida.

Y siguiendo con esa idea: si se fué feliz con esa persona y (se supone que) el/la parteneire  también sintió algo similar, por qué no desear que lo siga siendo a posteriori de la relación?

Sería una especie de "sé feliz y deja ser feliz". El caso es que para llevar a cabo esa frase y no quede sólo en palabras hay que cerrar cuestiones internas, sino se complica. Como por ejemplo, permitir/se hablar y ponerse de acuerdo, más allá de que guste (o no) en ese momento que la cosa se termine o quede en inpass (término noventoso pero que aplica), sea por la razón que fuere.

Nadie dice que sea fácil. De hecho, generalmente uno/a termina con un agujero importante, siente que el mundo se viene abajo, se quiere romper todo, etc etc etc (a elección). Por tanto, implica asumir cosas y (por lo menos pensar en) seguir adelante. La cuestión es no bajar persiana, sino asumir como una etapa de la vida, ni más ni menos. Más larga, más corta, mejor, peor, pero etapa al fin y al cabo. De nada sirve hacer como si nunca hubiera existido sino aprender de ello. Ojo, tampoco poner a todas las personas (o la misma en otro momento) en el mismo molde porque (por ahí) c/u es un mundo con todas sus cuestiones, y se corre el riesgo que el otro haga lo mismo y se termine anulando una relación (y no hablo solamente de amor de pareja, también pasa en amistades) simplemente por preconceptos, cuando con cerrar por un rato el manual y levantar la vista se encuentran otras cosas fuera de programa y si nos permiten (y permitimos) se puede ampliar el panorama. Y permiten/permitir/permitirmos ser felices. Y volvimos al punto.

Y sí, desear felicidad no está mal.

Y seguir adelante no está mal.

Y permitir ponerse de acuerdo no está mal.

Y cambiar la perspectiva no está mal.

Y cerrar el manual de cuando en cuando no está mal.


...


¿Ah? ¿Que cómo terminó el partido?

Horrible, ganó Dominicana por paliza.

2 comentarios:

Miss Calceta dijo...

Y ni cuenta nos dimos que estábamos sufriendo tal derrota, de enfrascados que estábamos en resolver los problemas filosóficos del siglo. (Con la definición de amor que metimos deberíamos escribir un libro: nos hacemos millonarios, ponele).

Gracias Gabyto!

Gabriel I. dijo...

Esa va para un próximo post (podría ser duplicado en ambos blogs). No me dejes olvidarla!