viernes, 4 de marzo de 2011

Guerra del volumen (2da. parte)

-Continúa de Guerra del volumen (1ra. parte) -

Sonido comercial


No sólo hay factores tecnológicos y de educación musical para explicar la saturación del sonido actual: quizás a estos haya que anteponerles las razones comerciales.
En América del Norte y Europa, donde se produce la mayor parte de la música popular, el canal por excelencia de distribución de canciones es el digital. La gente compra la música vía web o desde su celular en tiendas y servicios como Amazon, Spotify, Ovi Music y, en especial, iTunes, que concentra el 70% de las ventas de música digital en Estados Unidos y es el retail número uno de ese mercado, superando incluso a cadenas físicas como Walmart. Según la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI, por sus siglas en inglés), el valor del segmento digital aumentó 1.000% en los últimos seis años. Hoy hay más de 400 servicios de música en ceros y unos en el mundo y el 29% de los ingresos de los sellos discográficos proviene del canal virtual.
Pero así como el CD fue el soporte comercial para la música "física" de antaño, el presente negocio digital parece estandarizado en la distribución de archivos MP3 (un método de compresión de audio con "pérdida" del sonido original) a una tasa de bits promedio de 192Kbps, lo cual crea archivos de una calidad auditiva similar a la del disco compacto (aunque lejos de ser óptima).
Aumentar la fidelidad del audio de las canciones implica usar formatos sin compresión como, por ejemplo, el WAV o FLAC, que crean mejores archivos pero también de mayor tamaño, lo cual altera toda una ecuación comercial: a más "peso", más almacenamiento, más redes, más ancho de banda y más tiempo requeriría vender música. En pocas palabras: cambiar la calidad del audio es cambiar un negocio; por lo tanto, ¿no hay una relación entre el costo, lo técnico y lo comercial para que la música hoy suene como suena?
"Para las discográficas, la economía está delante de la pasión por hacer música. Hace mucho que se transformaron en empresas muy grandes que van a lo seguro", dispara Bergallo, que agrega: "No se sale del MP3 porque los estándares son difíciles de cambiar. Ese formato se instaló cuando el download era lento y la capacidad limitada, pero hoy podés bajar a mucha velocidad. En cinco años, no vamos a estar hablando del MP3 como lo conocemos ahora. Hay mucha música que no soporta ser escuchada así, pero como eso no pasa con la mayoría del pop y el rock entonces parece que no vale la pena cambiar".
Varios medios especializados revelaron hace días que Apple, eMusic y Amazon, entre otras tiendas online, estarían en conversaciones con los sellos para aumentar la calidad del sonido de los archivos que venden. La idea sería que estos retailers puedan comercializar canciones en 24 bits, que es la frecuencia de muestreo con que se graba la música originalmente, y que luego se degrada a 16 bits para copiarlas en un CD o venderlas en la web.
Por supuesto, el cambio tiene sus consecuencias. Por un lado, gran parte de las computadoras y players que hay en el mercado mundial hoy no es capaz reproducir audio en 24 bits, con lo cual hace falta una renovación tecnológica. Por el otro, el formato crea archivos de mayor tamaño, lo que complica la transferencia online, especialmente para aquellos servicios basados en streaming. Además: ¿quién se va a hacer cargo de los costos? ¿Los usuarios estarían dispuestos a pagar más por archivos high-fidelity? "No creo que la calidad del audio sea el principal desafío de la música hoy. Lo que más buscan los melómanos es acceder más fácilmente a la música", dijo a CNN Shawn Lyden, jefe operativo de Sony Network, empresa que acaba de lanzar en Estados Unidos el servicio pago de streaming Music Unlimited.
¿Es esto realmente así? ¿Un pibe que oye su iPod en el subte prefiere la comodidad sobre la calidad? ¿O acaso este no es otro síntoma de una cultura que nos ha adoctrinando el oído a la forma de un negocio? Quizás también haya que subir el volumen de estos cuestionamientos para empezar a escuchar música mejor.
Por Maximiliano Poter y Joaquín Vismara 

http://www.rollingstone.com.ar/1354851-por-que-la-musica-hoy-suena-mal
 

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