martes, 15 de diciembre de 2009

"Y este mundo te dirá que siempre...

... es mejor mirar a la pared (...) " (Ojos de Videotape - C. García)

El mundo tergiversado en que vivimos ha llegado a tal punto en que los buenos sentimientos (o como se quiera llamarlos) tales como el amor, la dulzura y la compasión son el error fatal, mientras la tristeza, la apatía y la soledad son los paradigmas que deben guiar nuestras vidas hasta el olvido de nuestra naturaleza, provocando caos, guerra, violencia, lágrimas... y la muerte, el único final del laberinto de niebla y desierto, entre piedra y silencio en que nos encerramos cual minotauro.
Miedo, siempre miedo a que las pasiones nos quemen, que perdamos ese punto límite entre lo que queremos ser en el fondo de nuestro alma y lo que debemos ser para entrar en los límites de lo aceptado...

Aprenderemos que las cosas correctas para el mundo no son más que la causa de nuestra destrucción bajo la falsa máscara de la realidad?

Lo verdaderamente triste es que lo aceptamos como lo más natural... Siempre se habla de la fantasía y la realidad como entes totalmente distintos e incompatibles, estando condenada la primera a nuestros sueños y la segunda a nuestro estado consciente, pero no nos damos cuenta que sólo dejando que las fantasías fluyan fuera del ámbito a que las relegamos perpetuamente se podrán convertir en realidad y no estar pensando un "y qué hubiera pasado si...? " con la resignación propia de quienes perdieron todo.

Que todo lo que nos rodea es más que simples adornos o Bijou que nos embellece en un primer momento pero al poco tiempo lo desechamos y queda guardado eternamente en el cajón...

Quizás, sólo quizás, bajo distinta forma de lo que imaginamos primariamente pero estarán allí, siempre que abramos los ojos del corazón para ver, para que seamos un poco, aunque sea un poco, más felices...

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