martes, 26 de abril de 2011

Cruces...


Caminando sin rumbo fijo me dí cuenta que acababa de bajar de la vereda sobre la cual se encontraba mi destino para cruzarme a la de enfrente. Por supuesto nunca llegué a tal lugar.

Pasó el tiempo alrededor pero no para mí. La ignorancia intencional acerca del reloj y su continuo avance se mezcló con el deseo ¿inconsciente? de nunca terminar ese momento de soledad. Ese encuentro conmigo, tantas veces esperado lograba por fin concretarse.

Y tuve miedo. Escuché cosas dentro que jamás quise tener en cuenta; me arrollaba con su fuerza terrible una mezcla de orgullo, piedad, amor y angustia que hizo temblar los cimientos de esas columnas sobre las que construí un edificio de habitaciones cerradas.Intenté acallar esas voces con ruidos (velocidad, ansiedad, cambios...) durante tanto tiempo que creía haber sido así toda mi vida, el único yo...

De pronto me sentí observado. Miré alrededor y nada vi, mas la sensación iba en aumento. Detuve mis pasos en una esquina cualquiera y al levantar la vista ví a alguien similar a mí en sentido contrario. No pude refrenar mi sorpresa en el rostro cuando frenó sus pasos a medio metro, tendióme su mano (que estreché fuertemente aunque con alguna duda), miró directamente a mis ojos un momento y luego con un ademán se hizo a un costado permitiéndome continuar.

Cuando lentamente retomé el paso y observé que seguía su camino no pude negar mi alivio (y cierto dejo de nostalgia, todo hay que decirlo) de librarme de su  compañía. Y seguí mi camino, aunque tuve la certeza intensa que volveríamos a encontrarnos...

4 comentarios:

Laura dijo...

Uno mismo que va hacia el otro lado ...mmm... interesante... la nostalgia del camino que no es... aunque creo que siempre hay nudos que nos atan al mismo evento. También creo que esos eventos son los detreminantes.

Laura dijo...

detreminate: algo que sería determinante si no fuera por una r mal ubicada.

Gabriel I. dijo...

Y una n faltante al establecer el significado, pero nadie se dió cuenta (shhhh) ;-)

De hecho lo interesante es aprender a diferenciar los hechos o nudos (...carozos, meollos) más importantes de los otros. Abrir la perspectiva, en tres palabras.

Reina dijo...

Mucha veces no queremos encontrarnos con nosotros mismos porque sospechamos que no nos va a agradar lo que encontremos... :(