miércoles, 24 de agosto de 2011

El otro, el mismo... Jorge Luis Borges

 Al hombre no se lo debería recordar sólo por el nombre sino por su legado, o al menos eso creo yo. Obviamente no descubro nada si digo que el amigo Jorge Luis ha demostrado su valía en todas y cada una de sus obras, como la que reproduzco a continuación. Mi primer libro de JLB es el compilado de poemas "El otro, el mismo" que me introdujo en su fantástico mundo en el cual estaba incluído "El Golem". Que lo disfruten tanto como yo.

"Si (como afirma el griego en el Cratilo)
el nombre es arquetipo de la cosa
en las letras de 'rosa' está la rosa
y todo el Nilo en la palabra 'Nilo'.


Y, hecho de consonantes y vocales,
habrá un terrible Nombre, que la esencia
cifre de Dios y que la Omnipotencia
guarde en letras y sílabas cabales.


Adán y las estrellas lo supieron
en el Jardín. La herrumbre del pecado
(dicen los cabalistas) lo ha borrado
y las generaciones lo perdieron.


Los artificios y el candor del hombre
no tienen fin. Sabemos que hubo un día
en que el pueblo de Dios buscaba el Nombre
en las vigilias de la judería.


No a la manera de otras que una vaga
sombra insinúan en la vaga historia,
aún está verde y viva la memoria
de Judá León, que era rabino en Praga.


Sediento de saber lo que Dios sabe,
Judá León se dió a permutaciones
de letras y a complejas variaciones
y al fin pronunció el Nombre que es la Clave,


la Puerta, el Eco, el Huésped y el Palacio,
sobre un muñeco que con torpes manos
labró, para enseñarle los arcanos
de las Letras, del Tiempo y del Espacio.


El simulacro alzó los soñolientos
párpados y vio formas y colores
que no entendió, perdidos en rumores
y ensayó temerosos movimientos.


Gradualmente se vio (como nosotros)
aprisionado en esta red sonora
de Antes, Después, Ayer, Mientras, Ahora,
Derecha, Izquierda, Yo, Tú, Aquellos, Otros.


(El cabalista que ofició de numen
a la vasta criatura apodó Golem;
estas verdades las refiere Scholem
en un docto lugar de su volumen.)


El rabí le explicaba el universo
"esto es mi pie; esto el tuyo, esto la soga."
y logró, al cabo de años, que el perverso
barriera bien o mal la sinagoga.


Tal vez hubo un error en la grafía
o en la articulación del Sacro Nombre;
a pesar de tan alta hechicería,
no aprendió a hablar el aprendiz de hombre.


Sus ojos, menos de hombre que de perro
y harto menos de perro que de cosa,
seguían al rabí por la dudosa
penumbra de las piezas del encierro.


Algo anormal y tosco hubo en el Golem,
ya que a su paso el gato del rabino
se escondía. (Ese gato no está en Scholem
pero, a través del tiempo, lo adivino.)


Elevando a su Dios manos filiales,
las devociones de su Dios copiaba
o, estúpido y sonriente, se ahuecaba
en cóncavas zalemas orientales.


El rabí lo miraba con ternura
y con algún horror. '¿Cómo' (se dijo)
'pude engendrar este penoso hijo
y la inacción dejé, que es la cordura?'


¿Por qué di en agregar a la infinita
serie un símbolo más? ¿Por qué a la vana
madeja que en lo eterno se devana,
di otra causa, otro efecto y otra cuita?'


En la hora de angustia y de luz vaga,
en su Golem los ojos detenía.
¿Quién nos dirá las cosas que sentía
Dios, al mirar a su rabino en Praga? "


Y ahora que lo pienso... qué mejor que escucharlo en sus propias palabras?




2 comentarios:

Lunática dijo...

Ayer terminé de leer EL CANTOR DE TANGO de Tomás Eloy Martínez. Si te gusta Borges y tenés ganas de jugar con la intertextualidad, te lo recomiendo. ¡Saludoss!

Gabriel I. dijo...

Se agradece la propuesta de lectura! En este momento estoy leyendo a Roberto J. Payró, más específicamente "Las divertidas aventuras del nieto de Juan Moreira" (1910) que cuenta sobre la vida de un chico de campo que va a Buenos Aires empujado por su familia a estudiar y hacer carrera.
Al contrario de lo que parece indicar el título, no es una novela en clave de humor sino más bien un relato desde la mirada de este muchacho.

Muy interesante.